Terapias
Osteopatía Infantil
La osteopatía infantil es una disciplina terapéutica que, mediante técnicas manuales suaves y precisas, busca equilibrar y mejorar la función corporal de bebés y niños desde sus primeros días de vida. Gracias a la delicadeza de sus manipulaciones y a su enfoque respetuoso, la osteopatía infantil estimula los propios recursos de salud del organismo, favoreciendo un desarrollo armónico y saludable.
Durante el proceso de nacimiento, los bebés pueden experimentar tensiones y compresiones que, si no se resuelven adecuadamente, podrían afectar su bienestar físico y emocional. La osteopatía infantil se enfoca en detectar y corregir estas disfunciones de manera temprana, ayudando a prevenir complicaciones futuras y potenciando un crecimiento equilibrado.
Al tratar al niño como una unidad integral, la osteopatía infantil no solo alivia síntomas como cólicos, problemas de sueño o tensiones musculares, sino que también actúa sobre las causas profundas de los desequilibrios. Esta terapia manual ofrece un apoyo esencial para acompañar a los más pequeños en su desarrollo, desde el nacimiento hasta las primeras etapas de la infancia.
- Uso de fórceps o ventosa durante la extracción del bebé.
- Vuelta de cordón umbilical alrededor del cuello.
- Presentaciones anómalas al nacer (de nalgas, de cara, con un brazo primero, etc.).
- Parto por cesárea programada o de urgencia.
- Administración de epidural que dificulta la participación activa de la madre en el parto.
- Problemas emocionales o psicológicos de la madre que afectan al desarrollo del parto.
La intervención temprana con osteopatía infantil permite detectar y corregir disfunciones, facilitando un crecimiento saludable desde las primeras semanas de vida.
La importancia de revisar el cráneo del recién nacido: un enfoque complementario con la osteopatía infantil
Sintomatología tratada mediante osteopatía infantil
La osteopatía infantil puede ser de gran ayuda en bebés que presentan asimetrías en la forma de su cabeza o alteraciones en el movimiento de brazos y piernas. También en casos donde el bebé tiene dificultades para succionar, llora de forma excesiva, es demasiado sensible a estímulos, sufre regurgitaciones frecuentes, vómitos, gases, estreñimiento, dificultades respiratorias, problemas de oído o estrabismo, pérdida de apetito, trastornos gástricos, tortícolis, escoliosis o un desarrollo lento o irregular. El insomnio infantil también puede tener origen en disfunciones tratables con osteopatía infantil.
En otras ocasiones, los síntomas aparecen más adelante, cuando el niño comienza la etapa escolar. La osteopatía infantil puede acompañar en casos de hiperactividad, dificultades de atención, discapacidades de aprendizaje o dislexia, ayudando a mejorar su bienestar físico y emocional.


Beneficios de la osteopatía infantil para el recién nacido
- Ayuda a conciliar el sueño de forma natural.
- Favorece la succión y la deglución, mejorando la alimentación.
- Reduce el hipo, los gases y los cólicos del lactante.
- Mejora el tono vital del bebé y potencia sus habilidades motoras.
- Previene la aparición de otitis y problemas relacionados con el oído.
- Corrige posturas inadecuadas, como poner siempre la cabeza hacia el mismo lado.
- Facilita la lactancia cuando el bebé tarda en mamar o le cuesta succionar.
- Corrige la tendencia a arquear el cuerpo hacia atrás al ser cogido o al mamar.
Situaciones en las que la osteopatía infantil es recomendable para el recién nacido
- Contracciones falsas prolongadas antes del inicio real del trabajo de parto.
- Ruptura prematura de la bolsa o perforación de la membrana.
- Inducción o aceleración del parto mediante medicamentos.
- Presentación anómala del bebé (posición distinta a cabeza abajo).
- Parto muy prolongado (más de 18 horas) o demasiado rápido (menos de 3 horas).
- Administración de anestesia epidural durante el parto.
- Uso de fórceps o ventosa para asistir la salida del bebé.
- Cordón umbilical enrollado una o varias veces alrededor del cuello.
- Ralentización severa del ritmo cardíaco del bebé durante el parto.
- Inercia uterina: contracciones detenidas o muy débiles.
- Cesárea, partos múltiples o nacimiento prematuro.
- Asimetrías cefálicas como braquicefalia o plagiocefalia.
